A los aumentos de caudal del río Sequillo se refirió acertadamente Justo González Garrido, en su obra La Tierra de Campos, región natural, publicada en 1941, describiéndolos como “devastadores” y “frecuentes”. Apunta en su estudio que la causa del agravamiento de los mismos fue la construcción del desagüe del Canal de Castilla, a la altura del puente de Ajújar, que hizo aumentar el nivel de sus aguas considerablemente en determinadas épocas del año. Aseguraba González Garrido que cuando acaecían estas riadas las aguas llevaban “en sus turbias hasta 250 gramos de légamo arcilloso por metro cúbico de líquido”, quedando asoladas “las fincas labrantías que la corriente ha invadido y las tierras ribereñas […], enteramente desprovistas de la sustancia orgánica que necesitan para su fertilidad, causando enormes daños a la agricultura de la región”.

González Garrido describe también las labores realizadas en la postguerra de aumento de los márgenes del Sequillo, que sin embargo no llegaron a paliar el encharcamiento de las tierras vecinas. Achacaba la causa del parón de las obras a razones económicas. Se aumentaron en altura las orillas del río, pero no las tierras aledañas, que se convirtieron en algunos casos en pantanos casi permanentes. “La labor de rellenar estos cenagales, así como los causados en fincas vecinas con los préstamos para los malecones, complemento sin duda del encauzamiento, es ciertamente costosa por la magnitud de las depresiones que han de colmarse, y no pudiendo ser inmediata por el estado económico de la nación, es de esperar que la naturaleza se encargue de ella…” asegura Justo González.

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