42.185 metros junto al Guggenheim y a la ría de Bilbao

Fernando, Luciano y Juan Luis terminaron el maratón nocturno de Bilbao. Yolanda, Julia Isabel y María José completaron su media maratón

Miguel García Marbán

La fría soledad, las largas horas de entrenamiento o el esfuerzo descomunal del corredor de fondo tienen también su lado amable. Junto a la inmensa alegría que se siente al cruzar la meta por la consecución de un reto personal, se encuentran otras satisfacciones que seis riosecanos han vivido este fin de semana en su participación en el Bilbao Night Maratón, como el encanto de correr de noche en una ciudad como Bilbao, junto al Museo Guggenheim, a la ría del Nervión, la Universidad de Deusto o el Teatro Arriaga.

Fernando Ortega, Luciano García y Juan Luis Ulloa terminaban la dura competición de 42.185 metros y entraban con una gran sonrisa en la meta junto al Museo Guggenheim. No era para menos, los tres sumaban un maratón más a su historial deportivo. Fernando añadía el de Bilbao a los de San Sebastián y Valencia, Luciano a los de Madrid, Barcelona, Sevilla, San Sebastián y Valencia, y Juan Luis Miguel al de Valencia.

Pero si importante era la gesta de Fernando, Luciano y Juan Luis, más lo era la de sus respectivas esposas, Yolanda Martín, Julia Isabel Álvarez y María José Mulero, quienes viajaron a la capital vizcaína para participar en su primera media maratón. Las tres lograron completar con éxito los 21.097 metros, las tres sintieron la dureza de la dura prueba, las tres supieron disfrutar de una experiencia única, pero muy repetible.

Los seis atletas estuvieron de acuerdo al señalar las excelencias del recorrido de una prueba a la que pusieron como pero el que la salida de cerca de 6.000 personas se hubiera llevado a cabo en un espacio muy estrecho que conllevó a ralentizar la carrera de una manera innecesaria. De hecho, en esa marabunta de corredores, Luciano tuvo la mala suerte de encontrase de frente con una valla que le impactó en el pecho.

Por lo demás fue un fin de semana muy completo, ya que los tres matrimonios aprovecharon el domingo para dar un paseo por los lugares más turísticos de Bilbao, por los que horas antes habían pasado corriendo, en los que fueron inevitables los recuerdos de los momentos vividos. Antes de volver a Rioseco todavía hubo tiempo de parar en Laredo para darse un refrescante baño y dar a las piernas un merecido premio de relajación. En definitiva, deporte, superación, turismo, gastronomía y, sobre todo, amistad. Es difícil pedir más. Los seis ya piensan en cuál será su próxima cita.

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