32 niños celebran su Primera Comunión en un soleado domingo

Una abarrotada iglesia de Santa María fue el escenario de la celebración del sacramento en la que niños y padres participaron activamente

Un total de 32 niños recibieron ayer su Primera Comunión en la Iglesia de Santa María, abarrotada de familiares y amigos que no quisieron perderse este día tan especial en la vida de los pequeños. Minutos antes de las doce, ellas vestidas de blanco; ellos de traje, de marinero o almirante llegaban sonrientes y muy nerviosos al centro parroquial donde fueron recibidos por el párroco Juan Carlos Fraile, quien dio las últimas indicaciones.

En dos filas recorrieron el corro de Santa Maria y entraron en la iglesia hasta el altar ante la atenta mirada de sus padres y un buen número de cámaras fotográficas. Juan Carlos Fraile decía a La Voz que es un día “precioso” para la comunidad cristina riosecana. “Hay que tener conciencia de la importancia del sacramento de la eucaristía y que nuestra comunidad sigue creciendo y madurando en la fe”.

Una eucaristía con la participación activa de los propios niños y de los padres se alargó durante una hora, en la que los cánticos del coro parroquial amenizaron la celebración. Pero si había tres personas nerviosas en la iglesia, esas eran las tres catequistas que durante cuatro años han visto crecer a los niños y han asistido semanalmente a sus sesiones de catequesis. Sor María, Asunción Caramanzana y Mari Palencia estaban felices de vivir este día junto a los 32 niños.

“Es el final de la etapa, después de cuatro años, es un día muy bonito que hay que disfrutar”, decía Sor María; antes de que Asunción Caramanzana, explicara que la idea es que los niños ahora continúen asistiendo a catequesis “para que profundicen más su fe”. Por último, Mari Palencia, con una sonrisa, reconocía que había sido “un buen grupo, aunque a veces haya que tener paciencia; pero nosotras hemos estado muy contentos con ellos”.

Tras la celebración religiosa y en un soleado día, los pequeños fueron a celebrarlo con sus familias; primero con un vermú que congregó a mucha gente en la calle Mayor riosecana y luego en los diferentes restaurantes de la localidad. Sin duda, un día especial que recordarán de por vida. Enhorabuena.

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