¿Pacas en peligro de extinción?; por Rosa Blanco


Rosa Blanco

Desde hace algún tiempo he venido observando en nuestros campos castellanos la implantación de rollos forrados de plástico blanco o negro, que vienen a sustituir a nuestras pacas de siempre y me he apresurado a fotografiarlas, por si estuvieran en peligro de extinción. Espero que no.

¡La de veces que habré preguntado si lo correcto era decir pacas o alpacas! Olvidaba la respuesta, supongo que porque lo que verdaderamente me tenía intrigada no era tanto su nombre como su composición. En mi cabeza no cabía que fuera de paja algo tan consistente. La misma duda que persiste cuando alguien me plantea que pesa igual un kilo de hierro que de paja. Yo suponía que esos paquetes realizados con sobrantes del trigo o la cebada eran hermosas esculturas y me resultaba imposible que se hubieran moldeado al azar.

Además, la presencia de pacas o alpacas me anunciaba que ya estaba cerca de casa si venía de fuera o me ratificaba encontrarme entre los míos. Sigo en la duda de saber si empleo bien la palabra paca o debería decir alpaca. ¡Alguien habrá que me sacará de la duda! Yo lo que quería transmitir es que ellas forman parte de nuestro paisaje. Conforman ese patrimonio difícil de conservar porque cambia a cada minuto, pero que subyace en nosotros sin que sepamos muy bien a qué se debe. Me parece, incluso que a los forasteros les he asegurado que esculturas tan bonitas no debían de existir en sus ciudades. ¡A saber!.

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