¿Dónde está la torre de Santa María?, por Miguel García


Mañana de niebla, tarde de paseo, dice el refrán. Sin embargo, ayer, el sol salió ya a media mañana cuando aún la niebla no se había esfumado y seguía escondiendo bajo sus fauces parte de la ciudad en un fantástico encuentro. Unos momentos en los que la torre de Santa María desde la plaza apenas se intuía como si no hubiera existido nunca, como si poco a poco el sol hubiera diluido un trozo de gigantesco hielo, como si una goma infantil la estuviera borrando del cielo, como si el siniestro photoshop hubiera actuado, como si la mañana hubiera acabado de repente con un bello sueño que sólo quedará en un delicado recuerdo. Sólo el sonido de las campanas acertaba a descubrir la realidad.

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