¿Cuántas obras pías tenía Medina de Rioseco en 1849?


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

El Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España, realizado por Pascual Madoz, interesantísima obra más conocida como El Madoz, nos describe y desvela cómo era nuestra nación hace 164 años, población por población. Entre la valiosa información aportada por este diccionario, encontramos un listado de obras pías y establecimientos de beneficencia que existían en nuestra ciudad en 1849.

Las obras pías eran fundaciones de particulares, dedicadas al culto divino y al ejercicio de la caridad, bien a través de la atención a enfermos, bien a huérfanas, bien a la educación de niños pobres, etc. Eran establecidas por personajes adinerados en sus testamentos con el fin de que se perpetuara su memoria entre sus paisanos y de poner en práctica la Caridad, una de las principales virtudes cristianas. Muchos de ellos, antepasados de los actuales riosecanos y a quienes deberíamos rendir el homenaje que merecen por el legado que dejaron a todos los habitantes de Medina de Rioseco durante siglos.

En el año de la publicación de “El Madoz” existían en Medina de Rioseco un total de 42 fundaciones de este tipo. Hoy todas ellas agrupadas en la Beneficencia Municipal, salvo la de Francisco de Medina-Prado, de gran importancia, que aún hoy se contabiliza por separado y que merece un estudio amplio y pormenorizado.

La lista de obras pías era la siguiente: la de Jacinto Cisneros, la de Juan Álvarez, la de Juan Escobar, la de Andrés Pérez, la de La Congregación (la antigua Congregación de Sacerdotes con su hospital de La Trinidad, en el corro trasero de Santa María), la de Juan Gallego, la de Bernardino Puerto, la de Catalina del Valle, la de Baltasar de Vega, la de Pedro Maldonado, la de Luis de Herrera, la de Juan de Pendones, la de Diego de Valladolid, la de Ana Izquierdo, la de Luis López de Segovia, la de Álvaro de Benavente, la de Sebastián de Benavente, la de Arias Martínez, la de Diego Gómez, la de Joaquín Martínez, la de Andrés Rodríguez, la de Antonia Colmenares, la de Pedro Fernández, la de Andrés de Toro, la de Blas Cuende, la de Antonio de Aguilar (hermano del famoso Jerónimo de Aguilar), la de Francisco Pérez Castro, la de María Rueda, la de Elena Calvo, la de Jerónima López y la de Francisco de Medina-Prado y su mujer Ana Vázquez de las Omañas.

Entre los establecimientos que se nombran en “El Madoz” en dicha lista, figuran el Hospital de Sancti Spiritus, el de Peregrinos, el de Convalecientes (la antigua Vera Cruz, junto al actual Teatro Principal) y el de Niños Expósitos, así como La Geometría (institución de carácter cuasi universitario erigida en la actual Calle de Los Estudios). Entre las cofradías que poseían tal institución caritativa, estaban la Cofradía de La Concepción, la de San Pedro Ad-Vincula, la Sacramental y la de La Soledad. Los restos de la fachada del hospital de esta última han salido a la luz el pasado año, al eliminar el revoco de la vivienda abandonada, vecina de la Capilla de los Pasos Grandes, dejando al descubierto un espectacular entramado de madera.

El edificio ocupaba toda la manzana, salvo el espacio dedicado al Salón de Pasos y a la Capilla de la Soledad (hoy ocupado por la vivienda situada a la izquierda de los Pasos Grandes). Un paseo por el Corro de Santa María, la Calle del Pescado y la de Royo Angosto, nos permitirá ver los restos de ladrillo y sillar, que aún se conservan en pie de este centro caritativo y que merecen un mejor destino que la ruina y el abandono. Testimonios todos ellos del siglo XVII riosecano, que hacen única e irrepetible nuestra ciudad y que lamentablemente en las últimas décadas ha sido salvajemente destruidos, uno tras otro, en aras de la especulación urbanística, mientras se continúa viviendo en el autoengaño de pretender vivir de un turismo dispuesto a desplazarse miles de kilómetros para ver monumentales templos acosados por viviendas ruinosas, traseras de chapa y bloques de viviendas de hormigón y colorines.

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