Un futuro para el castillo de Belmonte


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

El castillo de Belmonte en 1925.
El castillo de Belmonte en 1925.

Todos los que hemos visitado países como Francia, Alemania o Italia, no podemos sino sentir enorme envidia al contemplar sus preciosas fortalezas. Las de allá, exquisitamente conservadas, restauradas y habitadas, convertidas muchas de las veces en encantadores hoteles o en atractivas casas particulares. Las nuestras por el contrario, a pesar de estar repletas de historia, famosos ocupantes y hechos heroicos, abandonadas y ruinosas en el mejor de los casos. En el peor, convertidas en vergonzosos vertederos, almacenes gratuitos de materiales de construcción para los horteriles chalets tiroleses en la zona, o en laboratorio de pruebas del egocéntrico arquitecto visionario de turno (véase el reciente y desgraciado ejemplo de Matrera).

Uno de los castillos más monumentales de nuestra comarca lo tenemos bien cerca de Rioseco, en Belmonte de Campos. Hasta hoy, propiedad privada y dejado de la mano de Dios. A partir de ahora, gracias al buen hacer de su ayuntamiento con su alcalde Jesús Agúndez (muy ligado a Medina de Rioseco), con grandes posibilidades de que se paralice su deterioro y comience al menos una consolidación de lo conservado. Hace escasas semanas conocíamos a través del histórico Diario Palentino, que el consistorio había logrado hacerse con el 50% de la propiedad del edificio. Una noticia que nos llena de alegría a todos los que amamos el Arte, la Historia y nos sentimos verdaderamente terracampinos.

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Así se encontraba en 1930.

Por fotografías realizadas a principios del siglo XX y su comparación con la imagen que ofrece en la actualidad, podemos ver el avance de la degradación que ha padecido la bella fortaleza belmontina en los últimos 80 años. En aquel entonces aún conservaba las ornamentadas almenas de su muralla y bajo éstas, las troneras de buzón, típicas aperturas de principios del siglo XVI para uso de artillería. Unido a este muro, un contrafuerte y un arbotante, y los restos de un muro externo que envolvía todo el recinto, todo ello desaparecido. Una excavación arqueológica sacaría a la luz su disposición y planta primitiva, así como los elementos pétreos que cayeron en su momento y quedaron sepultados bajo capas de tierra y desidia.

Junto a él, se encuentra en la lista roja de Hispania Nostra como monumento en grave peligro de desaparición, la ermita románica de Santa Marina del siglo XIII (también en la misma localidad vecina). Esperemos que a este pequeño templo también comience a sonreírle la suerte y que junto al castillo, sean el trampolín de la revitalización de este pequeño municipio unido por tantos vínculos a nuestra Medina de Rioseco.

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Estado de la fortaleza belmontina en 1933.
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