Rioseco según Ignacio Núñez de Gaona (III)


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

feria2La ociosidad, que Ignacio Núñez apuntaba como uno de los peores males que sufría Medina de Rioseco e 1786, al parecer era afición ampliamente practicada por el estamento de los hidalgos. Esta clase social ya había sido el centro de muchas críticas por parte de la Ilustración, porque muchos de ellos, aunque empobrecidos, se negaban a trabajar para no denigrar su supuesta nobleza. Núñez de Gaona, que también era hidalgo, critica sin embargo a sus orgullosos congéneres riosecanos, que preferían vivir de unas miserables rentas o malvender sus herencias arruinadas, antes que trabajar con sus propias manos o gestionar negocios por si mismos, restándoles a la postre, como único patrimonio “un orgullo y una presunción inútil”. En Medina de Rioseco esta clase social suponía a finales del siglo XVIII, el 15% del total de la población y en palabras de Ignacio Núñez, el desaprovechamiento y la deficiente explotación de los bienes de los hidalgos, desencadenaba a su vez un aumento del desempleo y la pobreza en el pueblo llano.

Con el objetivo de una crítica constructiva, el director de los Amigos del País, propone el desempeño del comercio por parte de estos perezosos hidalgos. Y recuerda que éste dio a Medina de Rioseco, las páginas más gloriosas de su historia. Para ello realiza un recorrido histórico por el nacimiento de las famosas ferias, nacidas en 1423 y 1427 y concedidas por el rey castellano Juan II. Y destaca cómo el negocio de los mercaderes participantes iba más allá de las fronteras del reino, poniendo como ejemplo la importantísima cantidad de lanas que se exportaban desde Medina de Rioseco a Flandes y que fue el origen de la fortuna de los comerciantes y la fuente de empleo de muchísimos paisanos.

feria3Según Núñez esa riqueza perdida por la desaparición de las ferias, tan sólo podía compararse ligeramente con el volumen de negocio que en esos momentos generaba el vino cosechado en el municipio. Cuyas cifras alcanzaban en ese siglo entre los 30.000 y los 40.000 cántaros y que entre 1583 y 1669 sólo suponían la mitad.

Desde la presidencia de los Amigos del País, Núñez propone la recuperación de esas ferias para reparar la maltrecha economía riosecana del momento. A la vez que no conformarse con el mercado semanal de los jueves, que aunque “opulento de géneros y comestibles”, en su opinión no era más que “una degeneración” de las antiguas ferias de ámbito internacional. Para ese renacimiento ferial, Núñez de Gaona sugería aprovechar el lugar estratégico que ocupaba la ciudad, en el camino entre Asturias y Galicia, con sus puertos de salida hacia Inglaterra y América. Y también el que Medina de Rioseco gozaba en esos momentos de un “excelente abastecimiento de pescados frescos y salados, carnes y frutas”.

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Las históricas ferias, que pretendía recuperar Núñez Gaona, encontraron su prólogo en la desaparecida Feria Agraria de San Juan.
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