¿Quién vivía en Rioseco, en 1777? (I)


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

riosecoera
Labradores y jornaleros recogen la cosecha en una era cercana al Arco de las Nieves, frente a la curva del Paseo del Duque de Osuna.

El presente listado de vecinos de Medina de Rioseco fue elaborado en el año 1777, con la finalidad de recoger el número exacto de hombres útiles para el servicio militar que había en cada casa, detallando también los exentos por ser hidalgos, por ser mujer la ocupante de la vivienda o por sufrir algún defecto físico que le imposibilitara para la milicia. Han pasado 125 años del anterior registro de vecinos que publicanos en esta sección de LA VOZ DE RIOSECO (el correspondiente al año 1652) y en ese periodo de tiempo, en el mundo, en España y en Medina de Rioseco habían cambiado muchas cosas.

Descargar aquí el Listado de vecinos de Rioseco del año 1777

Este interesantísimo documento al igual que el anterior, se encuentra guardado en el Archivo Histórico Municipal de nuestra ciudad y fue realizado por el alcalde ordinario más antiguo, Don Miguel Recuero Pérez, y por un destacado vecino, Don Patricio Castañeda Trigo. Había nacido éste último en Ceinos de Campos (aunque el origen de la familia Castañeda estaba en Villavicencio de los Caballeros) y pertenecía a una extensa familia de agricultores acomodados. Llegó a Rioseco a mediados del siglo XVIII, instalando un comercio en la Calle Mayor, donde vivía, y casándose en 1752 con una riosecana perteneciente también a una familia de labradores adinerados. Patricio Castañeda gozó de un cierto prestigio social durante su vida, que le permitió entre otros ostentar el cargo de “procurador síndico general”, con el que firma en este documento. El puesto formaba parte de la administración local de la época, contaba con un sueldo y era una especie de representante y defensor

Un herrero con delantal de cuero y un aprendiz, posan con un “cliente” en el Corro del Asado.
Un herrero con delantal de cuero y un aprendiz, posan con un “cliente” en el Corro del Asado.

de los intereses del municipio y de sus habitantes. Patricio Castañeda se casó en realidad dos veces y de su primer matrimonio desciende la riosecana familia Sánchez (también conocidos como los Barquilleros), mientras que por el segundo casamiento fueron sus bistataranietos el famoso abogado y escritor riosecano Benito Valencia Castañeda (antepasado éste de una rama actual de la familia Pizarro) y la poetisa Carolina Valencia Castañeda. Curiosamente Miguel Recuero y Patricio Castañeda, fallecieron en la misma fecha, el 14 de julio de 1808, asesinados por las tropas francesas tras la batalla del Moclín. Ambos figuran en el listado de difuntos de aquel día en los libros de difuntos de sus correspondientes parroquias, Don Miguel Recuero en el de Santa Cruz y Don Patricio Castañeda en el de Santa María. De la violenta muerte del síndico riosecano, surgió una anécdota genealógica. Sus descendientes de la rama Sánchez convirtieron el nombre de Patricio en un apelativo tradicional, con el que bautizaron a varios hombres de esta familia en todas las generaciones.

No son los únicos nombres reconocibles en este listado, también vemos en él a numerosos artistas. Residiendo en la Calle de Los Lienzos, por ejemplo, a dos familiares de Tomás de Sierra, los escultores Francisco y Miguel Sierra. A Lorenzo Iglesias y a Bernardo Quirós (natural de Aguilar de Campos), de mismo Arte. Al también escultor Felipe Gil como vecino de la Calle de La Doctrina. A sus colegas Juan Canseco y Melchor García, en la Calle de los Cueros. A los tallistas Sebastián de la Iglesia en la Calle San Juan, Manuel Recamán en la Calle de La Rúa y a Fernando de la Iglesia en la Calleja del Carmen. También a numerosos maestros de obras, siete de ellos viviendo en las inmediaciones de la iglesia de Santiago, lo que podría indicar una actividad arquitectónica importante en dicho templo en ese momento.

En la relación de vecinos se destaca de una forma sucinta a quienes por alguna razón gozaban de un estatus social elevado. Éstos aparecen citados con el título de “Don” o “Doña” precediendo al nombre. No siempre era por pertenecer al estamento de los hidalgos, en unos casos era por ocupar un puesto destacado en la administración (como el caso de Don Patricio Castañeda) en otros por ser sacerdote, o ser oficial del ejército o por tener una actividad económica que les permitía un holgado nivel de vida o estudios universitarios, o por ser las viudas de algunos de éstos. Ese es el caso de Don Vicente Soto, vecino de la Calle San Juan, al que se le nombra como “exento por especial privilegio de S. M”, porque era la persona responsable del abastecimiento del aceite en Rioseco y también su Alguacil Mayor.

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