¿Quién vivía en Rioseco en 1652? (Primera parte)


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

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Portada en pergamino del listado de vecinos de Rioseco, realizado en 1652.

Existe en el Archivo Histórico Municipal un precioso legajo que nos desvela, además de muchos datos de la economía de Medina de Rioseco, quiénes eran las personas que la habitaban, con su nombre, apellido y profesión. Se trata del listado de “vecindad que tiene esta ciud de medina de Rioseco sobre el acopio de quiebra de millones” (AMMDR, Caja 230 Carpeta 2143). Es decir, un censo de vecinos, realizado calle por calle y casa por casa, con el fin de hacer posible el cobro del impuesto conocido como de “los millones”, que grababa algunos alimentos y elementos de uso diario. No contiene una relación exacta de cada uno de los habitantes que tenía la ciudad en el año 1652 (almas), sino de los cabezas de familias (vecinos). Por eso, para saber la población total de Rioseco es necesario multiplicar por cinco -que era la cantidad media de hijos vivos que tenía cada familia- el número de esos vecinos. El documento aclara que existían 1.319 vecinos, lo que se traduce en 6.595 personas, a las que se sumarían 464 pobres y 50 sacerdotes, haciendo un total de 7.109 habitantes.

La transcripción del este listado de vecinos puede descargarse aquí: Descargar

Al leerlo nos sorprenden muchas cosas. La primera de ellas, la división social que existía entre los distintos sectores del municipio. Los vecinos más adinerados vivían en La Rúa, la calle Reoyo o Reoyo Angosto (actual Royo Angosto) y la Plaza Mayor (hoy el solar ocupado por la Casa de Cultura). Los menos pudientes junto a algunos riosecanos acomodados, en el resto de vías. Los empleados del matadero público (matador, cortador, que saca la carne), en las cercanías de la actual Plaza de la Solidaridad (entonces Corro del Matadero). Los labradores y ganaderos, en el extrarradio, donde existían casas con grandes corrales que permitían guardar aperos y animales. Y los más pobres en los corrales, es decir los callejones sin salida, de los que aún quedan algunos. También nos llama la atención que la zona comprendida entre San Francisco y el arco de Ajújar, era un lugar de mala reputación, donde había muchas casas vacías y muchos vecinos pobres. La razón: que allí se encontraba la casa pública, es decir, el prostíbulo de la ciudad.

También sorprende el alto número de pobres, en especial la importante cifra de viudas pobres. Ser pobre, se clasifica como oficio, aunque en la pobreza se establecen varios grados. Están los trabajadores con sueldos miserables (jornalero pobre, labradora pobre), los que lo son por alguna enfermedad (ciego pobre), los que viven de la limosna (pobre que pide de puerta en puerta), y los que no tienen absolutamente nada (pobre de solemnidad).

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Detalle del listado de vecinos que vivían en la Calle Empedrada
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