Mano ‘santa’ para las túnicas de la Pasión riosecana

Desde hace medio siglo muchos cofrades riosecanos llevan sus túnicas al Convento de Santa Clara para que las monjas las laven, almidonen y planchen

La Semana Santa de Medina de Rioseco es bien conocida por la raigambre, la tradición y el sentimiento con el que viven los cofrades los desfiles y procesiones penitenciales. La Ciudad de los Almirantes es referente durante los días de Pasión en la región y miles de visitantes se agolpan en las vetustas y angostas calles para poder contemplar tallas de grandísimo valor, portadas a hombros por los hermanos de las diferentes cofradías.

Pero en la trastienda de los actos oficiales, en los prolegómenos de esta Semana de Pasión, Medina de Rioseco es rica en costumbres y tradiciones que componen la idiosincrasia tan especial de su Semana Santa. Un vocabulario acuñado en torno a este fenómeno o la ilusión de los niños por emular a sus mayores y fabricar su propio paso de madera con viejos muñecos de sus hermanas, son sólo algunas de estas manifestaciones.

Una de las costumbres más populares instaurada desde hace más de medio siglo es el llevar las túnicas que revestirán a los cofrades del Viernes Santo al convento de Santa Clara, donde las monjas clarisas durante la Cuaresma se encargarán de almidonar, planchar y adecentar las túnicas de lienzo blanco.

Esta costumbre, que llevan realizando normalmente las mujeres, hermanas o novias de los cofrades, se remonta al año de 1965. Desde entonces las  clarisas que habitan en este convento han planchado miles de túnicas en una compleja labor, que suponen una promedio de más de dos horas por cada hábito, a cambio de un donativo

Lavozderioseco.com, de forma casi exclusiva, ha podido penetrar en la clausura de este convento y asistir al trabajo callado de las madres clarisas, que siguen a raja tabla la máxima de la orden de San Benito de ora et labora.

En una antigua y luminosa estancia las nueve monjas de clausura en silencio y con una meticulosa delicadeza se encuentran concentradas en su tarea; unas planchan y otras cosen y bordan otros hábitos, en este caso, de terciopelo y paño castellano negro y morado que cubrirán a los cofrades que desfilarán en la procesión del Jueves Santo.

Sor Piedad, mientras remata uno de los cíngulos que confeccionan artesanalmente, explica el laborioso proceso que lleva cada túnica. “Primero se prepara en agua cliente almidón y se seleccionan las túnicas para almidonarlas. Se dejan secar y se vuelven a humedecer para plancharlas. En esta labor hay que sacar una a una todas las tablas que llevan cada túnica, para que queden bien”, dice. Poco después muestra el banderín de Jesús Nazareno de Santa Cruz, el cual este año han restaurado, al igual que el de la cofradía de la Flagelación.

La recogida de los hábitos comienza, tal y como cuenta Sor Concepción después de Navidad. “Durante la Cuaresma, sin olvidar nuestra vida contemplativa, dedicamos muchas horas para que el Domingo de Ramos puedan estar listas y se puedan recoger hasta el Miércoles Santo”, aclara, mientras que Sor Aurora apostilla que cada túnica es marcada con un número “para que no haya confusiones”.

Llevar las túnicas a planchar es el primero de los actos rituales que muchos de los riosecanos cumplen religiosamente y que dan inicio de una manera especial, meses antes, a la Semana Santa de Medina de Rioseco.

Esta Semana Santa será muy especial para las nueve monjas clarisas que habitan el convento riosecano. El pasado Domingo de Ramos se iniciaba la conmemoración del 800 aniversario de la conversión de su fundadora, Santa Clara. Una eucaristía en la que se revivió el momento histórico en el que el obispo de Asís entregó la palma a la que siglos más tarde fue Santa, inicio el programa de actos que se extenderá hasta el 11 de agosto de 2011, fiesta de Santa Clara. “La historia cuenta que Clara eligió ese día para escaparse de casa, pues sus padres no permitían que ingresara en el convento. En la misa del Domingo de Ramos, a la que sí asistió con su familia, fue el obispo de Asís quien se acercó a ella y la entregó la palma, como señal inequívoca de lo que debería hacer horas más tardes. Nosotras el domingo rememoramos su gesto, cuando el padre se dirigió a la abadesa y ala entregó una palma”, concreto Sor Piedad Cuadrado.

Fragmento del documental Personajes de Pasión (José Ángel Gallego) en el que se ve el trabajo de las monjas del planchado de las túnicas
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