La sociedad riosecana de Amigos del País (y II)


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte.

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El convento de San Francisco, sede de la Sociedad riosecana, derribado injustificada e incompresiblemente en los años 70.

El primer presidente fue el erudito riosecano Ignacio Núñez de Gaona Portocarrero, miembro de la conocida familia hidalga de los Núñez, caballero de la Orden de Carlos III y perteneciente a numerosas academias españolas y francesas.

Junto a Ignacio Núñez figuran entre otros, el abuelo de Ventura García Escobar, Ventura García de Fonseca, que era el tesorero; los alcaldes (el antiguo y el menos antiguo); varios curas de las tres parroquias; el teniente de caballería Gaspar de Galarza (nacido en Villabrágima); Vicente Pizarro, señor de Pobladura del Monte; José Betegón, capitán de artillería; Manuel y Alejandro Galbán (a quiénes dedicamos dos artículos hace poco, en relación a su ejecutoria de hidalguía) y Matías Ibáñez, el médico titular de Rioseco. También varios hombres de negocios, mercaderes y agricultores acomodados, como los Viguera, Viniegra, de Toro, Pizarro o Vázquez de Prada; el obispo de León Cayetano Cuadrillero, originario de Palazuelo; el marqués de Campo Villar; los industriales Ángel Álvarez y Jerónimo Hijosa y varios nobles que ocupaban cargos en el gobierno de Carlos III. Todos ellos relacionados de una manera u otra con Medina de Rioseco y sus pueblos vecinos.

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Portada del discurso inaugural leído por el riosecano Ignacio Núñez de Gaona.

Según el famoso diccionario Madoz, sus sesiones tenían lugar en unas salas del convento de San Francisco, donde se realizaban todos los sábados por la mañana. Y en sus constituciones figuraba como su objetivo máximo “fomentar la agricultura, industria, comercio y artes, por aquellos medios que se juzguen más proporcionados y sean más conformes a las circunstancias de este país”. Para esto mismo se establecieron una serie de premios, que reconocieran la apuesta por la innovación y el esfuerzo en conseguir la prosperidad de la economía del territorio riosecano.

Entre sus metas también se encontraba la mejora de la enseñanza, lo que llevó a que en 1814 la Sociedad pidiera poner bajo su cargo la protección de las escuelas locales para “procurar y facilitar el buen gobierno y método, a beneficio de la perfecta enseñanza de la juventud”. Asimismo se preocupó del fomento del conocimiento de la “arquitectura rústica, para la construcción de puentes, caminos, posadas, mesones, calzadas y empedrados de calles”. El fin venía justificado por un intento de mejorar no sólo la vida de los habitantes, sino también de los forasteros y especialmente de los mercaderes que viajarían a Medina de Rioseco para participar en sus ferias, que la Sociedad también pretendía recuperar.

Una pena que esta asociación riosecana, con tan interesantes y loables fines, acabara desapareciendo, más aún cuando otras españolas aún siguen con vida, como la Bascongada, la Matritense, la Extremeña, la de Barcelona, Málaga o Tenerife. De la riosecana tan sólo queda como testimonio la documentación aportada por fundación y sesiones, cuyo contenido nos proporcionará numerosos datos para nuestro próximo reportaje y que bien podría servir también para una futura refundación.

La sociedad riosecana de Amigos del País (I)

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