La familia Pinto, linaje de mercaderes e hidalgos (I)


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

Hace unos meses realicé el estudio de mi árbol genealógico, y de entre todas las ramas encontré una que por el interés de sus componentes traigo hoy aquí. Porque, como es normal en todos los pueblos, la mayor parte de sus vecinos guardan conexiones familiares entre ellos y con toda seguridad, hoy seremos varios los riosecanos descendientes de esta familia.

El dato más antiguo del linaje Pinto, se encuentra a finales del siglo XV, cuando Juan Pinto El viejo, se declara mercader y además arrendatario de la casa del peso de la villa, situada en la Plazuela de Santa Ana. Hombre de gran genio y personalidad, llevó a cabo numerosos pleitos contra otros vecinos, en su nombre y en el de alguno de sus descendientes difuntos. Precisamente a través de uno de estos pleitos sabemos que la familia se dedicaba a la exportación de lanas castellanas a Flandes.

Junto a su mujer Francisca Cuadrado tuvo una numerosa prole. De entre ellos destacamos al capitán Lucas Pinto, nacido en Medina de Rioseco el 24 de octubre de 1540. Al poco de llegar a la edad de la juventud decidió marcharse a América, donde probó suerte en el reino recién conquista por Hernán Cortés de Nueva España. Por sus méritos militares llegó al grado de capitán y fue nombrado por Felipe II alcalde mayor de la ciudad de San Salvador, San Miguel y Choluteca. Fue, además, tesorero de los galeones y cronista de Indias,  y escribió la Relación de Ichcateopan en 1579. Murió en Guatemala, y dejó a su ciudad natal una obra pía para que las huérfanas tuvieran una dote con la que poder casarse, y a su familia una fuerte suma de dinero.

El resto de los hermanos de Lucas Pinto, concertaron sus matrimonios con miembros de otras importantes familias de mercaderes. Una de ellas fue Isabel Pinto, casada con Mateo de Amberes, perteneciente a una familia de comerciantes de origen flamenco, de la ciudad de Amberes, y establecida en Rioseco desde hacía casi un siglo. La familia Amberes se dedicaba a la importación de tejidos de lana desde Flandes, con lo que el negocio familiar de los Pinto firmemente reforzado. Un hijo de esta pareja, Baltasar Pinto de Amberes, decidió seguir los pasos de su tío Lucas en Guatemala, y hasta allí se fue con su hijo, Miguel Pinto de Vargas en 1627. Fue bautizado en la iglesia de Santa Cruz, el 20 de enero de 1557, y gracias a la influencia de su tío carnal, logró sucederle en el cargo de alcalde mayor de San Salvador y que le nombraran Correo Mayor de Guatemala y Juez Oficial del Real Puerto de Acajutla. Empleó su fortuna en comprar tierras en el valle de Mixco y no regresó tampoco a su pueblo natal. Junto a Baltasar pasaron a América dos primos suyos, los hermanos Antonio y Mancio Pinto, junto a otro primo Luis Pinto, todos ellos nacidos en Rioseco y de los que se desconoce su devenir en América.

Baltasar tuvo un gran número de hermanos, de entre el que destaca Luis de Amberes, que llegó a ser cura de Santa María y regaló esta parroquia un cáliz de plata.

Otro de los hermanos de Lucas, Pedro Pinto, tuvo por nieta a Isabel Pinto que fue la primera mujer de Francisco del Nero de Escobar. Un riosecano nacido en 1603, procedente de una conocida y acaudalada familia de comerciantes toscanos establecidos en Rioseco, Valladolid y Medina del Campo. Precisamente Francisco, llegó a ser Embajador de España en Florencia.

La descendencia del último de los hermanos de Lucas, Gonzalo Pinto El Viejo, merece capítulo aparte y de ella hablaremos en el siguiente capítulo. Este de hoy lo ilustramos con una antigua fotografía de las columnas de la Calle Especería, que después formaron parte de la Plaza Mayor. Típicas casas de mercaderes, con el soportal donde exponer los objetos a la venta, la zona de vivienda, de almacén y de oficina. Situadas en la zona de mayor actividad comercial en los siglos XV y XVI, entre la Rúa y la Plazuela de Santa Ana, donde precisamente nuestro Juan Pinto El Viejo tenía arrendada la Casa del Peso.

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