José Luis Sánchez Cuadrillero, el riosecano que fundó el CNI

General de División fue uno de los creadores del Centro Nacional de Inteligencia

Gonzalo Franco Revilla

Agradecimiento a Gonzalo Sánchez Urbón por la confianza depositada en mí y por darme a conocer los datos biográficos y las fotografías del álbum familiar.

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Caballero Alférez Cadete en la Academia de Infantería de Toledo. Año 1947

José Luis Sánchez Cuadrillero. (Villanueva de los Caballeros/Medina de Rioseco, 2 de noviembre de 1927. Madrid, 7 de octubre de 2003). Fue General de División del Ejército de Tierra español. Hijo de Ángel Sánchez y Carmen Cuadrillero, fue el tercero de nueve hermanos- los Sánchez Cuadrillero- muy vinculados familiar y socialmente con nuestra ciudad, donde se asentarían definitivamente después de casados, procedentes de su lugar de origen: la cercana localidad de Villanueva de los Caballeros. José Luis estuvo internado y estudiando en el colegio de San Buenaventura, donde cientos de niños y adolescentes de la comarca y de la ciudad darían sus primeros pasos educativos hasta finalizar el bachillerato.

Con el paso del tiempo José Luis se emparentaría con el propietario y director del colegio, el recordado Don Francisco Blanco, al ser la mujer de éste hermana del futuro militar y también colaboraría como profesor en los cursos de verano. En Valladolid realiza el PREU (el antiguo curso preuniversitario) y es entonces cuando se despierta en él la vocación militar y el deseo de presentarse al ingreso en la Academia General Militar de Zaragoza. Dejando de lado un futuro laboral en la banca donde parecían encaminados sus pasos.El 12 de agosto de 1946 ingresa en la Academia Militar de oficiales, allí estudiará los dos primeros cursos y, posteriormente hará los siguientes en la correspondiente de Toledo, para terminar su formación en diciembre de 1950. Es entonces, como era y es común en la profesión militar, cuando inicia un peregrinaje laboral por toda la geografía española con variados destinos en distintas ciudades y cuarteles.

Esto no será óbice para que cada año en vacaciones vuelva a Medina de Rioseco, lugar de encuentro de familiares, amigos y de recuerdos de infancia, de juegos y aficiones. En uno de esos periodos vacacionales conocerá a la que será su mujer María Luisa Urbón Lesmes, en la cercana localidad de Villafrechós.

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Sonriente, junto a su esposa María Luisa Urbón Lesmes

Tras un noviazgo sometido a las obligadas ausencias y separaciones debido a los avatares laborales de José Luis, contraen matrimonio en el año 1954. Poco a poco van naciendo los hijos en los distintos destinos donde la carrera militar le lleva, eso no significa que no se mantenga a Rioseco como marco de referencia para él y su familia en las vacaciones de verano y en su querida Semana Santa. Esa querencia será transmitida a sus seis hijos, que heredarán el amor por su historia, cultura y tradiciones.

Los destinos militares de José Luis Sánchez Cuadrillero le llevarán desde el norte de África a Valladolid, pasando por Tarifa (Cádiz), Álava, Toledo, Madrid, Oviedo, Melilla… hasta totalizar un total de 17 domicilios diferentes. Los cambios de destino irán unidos a los ascensos en el escalafón y con la llamada a cometidos específicos de mando y de jefatura de unidad. En todos ellos se recogen testimonios de agradecimiento con respecto al carácter y la forma de ser y actuar de José Luis. De ello pueden dar fe los riosecanos que realizaron el servicio militar en cada uno de los destinos bajo su mando y muchos otros soldados, suboficiales y oficiales, además de compañeros de grado.

Todo ello le hizo ser respetado y querido. Hombre de inquietudes y anhelos, allí donde estuvo destinado promovió la formación básica y el desarrollo de sus subordinados, muchos de los cuales carecían de cualquier nivel de estudios, ni siquiera los más elementales y básicos. Su versatilidad y capacidad le hicieron ocupar variados y diferentes cargos de responsabilidad: profesor en la Academia Militar de Toledo, uno de los creadores del CNI (Centro Nacional de Inteligencia), jefe de División de operaciones del Alto Estado Mayor y, en sus últimos años en activo, jefe de la Dirección de Asistencia al personal del ejército.

Devoción a la Soledad a la que donó su faja roja de General de División
soledad1De sus aficiones conocemos las referidas al juego del mus, a las tertulias y a la caza y destacar su devoción por La Soledad, hermandad a la que se vinculó desde su juventud y a cuyos pies descansa el símbolo más preciado y estimado en cualquier militar de alto rango: la faja roja de General de División, que procesiona junto con la talla en la Semana Santa riosecana. Cofradía que recuerda con cariño, a este recordando a uno de los personajes de Los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, castellano viejo, noble, directo y socarrón militar.

 

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