Eugenio Jesús Oterino celebra sus bodas de oro sacerdotales

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El sacerdote riosecano Eugenio Jesús Oterino está en este año 2015 de enhorabuena. El 18 de diciembre se cumplirán sus bodas de oros sacerdotales desde que en 1965, en la festividad de Nuestra Señora de la Esperanza, cantara misa por vez primera. El pasado lunes 11 de marzo, fiesta de San Juan de Ávila, el arzobispado de Valladolid homenajeaba al riosecano y a otros siete religiosos que cumplen en este año sus 50 años como sacerdotes.

Fue un acto “muy emotivo” en palabras de Eugenio Jesús Oterino, en el que participó el arzobispo-cardenal monseñor Ricardo Blázquez presidiendo una eucaristía de acción de gracias en el Seminario Diocesano. Todos los sacerdotes recibieron un obsequio en recuerdo de su larga vida al servicio de la iglesia. Asimismo, el obispo electo de Santander, Manuel Sánchez Monge, ofreció una conferencia. Los actos se remataron con una comida fraternal, según explicaba Oterino. El sacerdote agradeció su vocación y manifestó su intención de seguir colaborando con la diócesis, «especialmente en Tierra de Campos y Montes de Torozos». Su intervención se puede seguir en este audiovisual de Iglesia en Valladolid, a partir del minuto dos.

Zamorano de nacimiento, riosecano de sentimiento
Eugenio Jesús Oterino nació en el poblado de Iberduero de la localidad zamorana de Muelas del Pan hace 74 años. Desde muy joven tuvo clara su vocación y se formó para ella recorriendo ciudades como Aranda de Duero, Ciudad Real, Sigüenza, Segovia y Salamanca hasta recalar en septiembre de 1965 en el seminario de Medina de Rioseco para impartir clases. Ese mismo año fue ordenado por el entonces obispo de Guinea Española, Rafael María Nzé, en el Teologado Claretiano Hispanoamericano de Salamanca. Desde entonces ya no se despegaría de lo que considera su ciudad, Medina de Rioseco, hasta que la orden claretiana despareció de la Ciudad de los Almirantes. En la actualidad Oterino vive en la comunidad del Inmaculado Corazón de María en la Plaza Circular de Valladolid y, como siempre, le falta tiempo para atender sus compromisos en iglesias, en el voluntariado escolar de inmigrantes, varias cofradías de la ciudad, capellanías… y, cómo no, su compromiso con Rioseco con numerosas cofradías como las de los Pasos Grandes, muchas bodas y otras celebraciones.