El Grupo de Danzas celebra su 30 Aniversario con una emotiva gala

El pasado, el presente y el futuro jotero de Medina de Rioseco se dieron cita en el Teatro Municipal para conmemorar su trayectoria con un festival folclórico

Laura Alonso / F.F.C. - D.C.G.

jotas

El Grupo de Danzas de Medina de Rioseco cumple treinta años –sus primeros pasos se remontan a 1984– y qué mejor manera para celebrarlo que con un auténtico festival folclórico en la que se ha convertido ya en una segunda casa para todos y cada uno de los integrantes de la agrupación jotera riosecana: el Teatro Principal. «Todo comenzó con una iniciativa del Ayuntamiento, con Eduardo Franco, cuyo legado recogió Artemio Domínguez. Al principio ensayábamos en Campos Góticos o en el Mercado de Ganado, hasta que se estableció hacerlo aquí”, afirmaba Jorge Prieto, miembro del grupo desde hace ya 26 años.

Fue precisamente Prieto el encargado de conducir el acto conmemorativo y echar la vista atrás en la historia del conjunto, actualmente convertido en una compañía muy flexible y todoterreno, capaz de abordar un amplio repertorio que va desde las piezas clásicas, del folclore más arraigado, hasta las creaciones más contemporáneas. La emotividad, el color, los zapateos y el repiqueteo de las castañuelas llenaron el Teatro Principal de sonrisas, aplausos y alguna que otra lágrima. Y es que como no podía ser de otra manera, la gala tenía un gran componente sentimental y emotivo que se evidenció en las sonoras y cariñosas ovaciones que se escucharon cuando se proyectó en el escenario el vídeo conmemorativo de la trayectoria del grupo y de sus integrantes, tanto los que están como los que no.

Pero había muchos más motivos para el sentimentalismo; treinta años dan para mucho, y en el patio de butacas estaba buena parte de la historia de la compañía: bailarines, directores, profesores, futuras promesas, antiguos componentes… Incluso acudió parte del público y los amigos que han acompañado al conjunto durante todos estos años y han sido testigo de los buenos y malos momentos. Jorge quiso destacar también el papel esencial que han tenido sus familiares en estos 30 años, “han sido un integrante más, nos han cosido los trajes, nos han llevado a un lado y a otro, nos han aplaudido y han minimizado siempre nuestros fallos; sin ellos hubiera sido imposible llegar hasta aquí”, confesó.

Por su parte, Rosa María Santamaría solo tuvo palabras de agradecimiento en su discurso. “Gracias a todas las personas que han hecho posible que hoy estemos aquí: ex componentes, Ayuntamiento, padres, a Teodoro Gil, a Jesús Amigo, a los monitores que me han ayudado en la escuela de danza, a los dulzaineros Del Valle, en especial a Félix, y sobre todo a Jorge, Natalia, Elisa, Cristina, Charo, Jennifer, Sara, Lola, Mari Carmen, Noelia y Mónica; por seguir luchando porque el grupo siga cumpliendo años”, dijo la actual directora y coreógrafa. Además añadió: “no puedo no mencionar a Carmen Cea y Araceli que desde el cielo seguro que nos están viendo”. Y es que buena parte de su historia lleva sus nombres.

Después del emotivo recuerdo al pasado de la agrupación, se fijó la vista en el presente y el futuro. Los bailarines del Grupo de Danzas estuvieron sobre el escenario y deleitaron a los presentes con aplaudidas y vistosas actuaciones. Las más pequeñas hicieron disfrutar con su gracia y desparpajo sobre las tablas con dos piezas preparadas con mucho cariño e ilusión. Hubo también tiempo para las risas y las carcajadas, que llegaron al teatro de la mano de multitud de anécdotas de los infinitos viajes que la agrupación ha realizado tanto por puntos de la geografía española, como más allá de los límites fronterizos. «Hemos llevado las danzas y el nombre de nuestro pueblo a Alemania, Portugal, Italia, Francia, Dinamarca, Bélgica…que unidos a la cantidad de viajes nacionales que hemos hecho nos ha convertido en unos auténticos embajadores de Rioseco», contaba Jorge desvelando las mejores vivencias que han vivido.

Con el agradecido discurso de Artemio Domínguez –alcalde riosecano– y David Esteban –concejal de Cultura–, que quisieron destacar la gran labor del grupo a lo largo de todos estos años, se puso el broche final a una gala en la que lo artístico se dejó llevar, como ya ha ocurrido otras tantas veces que las jotas riosecanas se han subido a un escenario, por ese componente sentimental y familiar que caracteriza al Grupo de Danzas de la Ciudad de los Almirantes.

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