La Casa de los Paniagua-Porquera, en Los Lienzos


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

Al poco de entrar desde la Plaza Mayor en la Calle de los Lienzos (conocida también en siglos pasados como De La Lencería), nos recibe en la acera derecha la casona blasonada que fue de la familia Paniagua-Porquera.

El escudo, tallado en piedra y pintado en el siglo XX con una desafortunada capa de blanco que impide ver con claridad alguna de las figuras, es uno de los más curiosos de Rioseco. El libro Catálogo heráldico de la provincia de Valladolid, de Rosa Mª Fernández Fuentes, da algunas pistas sobre los titulares del mismo, sin llegar a concretar quién era la familia propietaria de la piedra armera que luce en la fachada.

Se trata de un blasón dividido en seis cuarteles. En el primero tres flores de lis, en el segundo un león rampante, en el tercero un castillo, en el cuarto un águila explayada, en el quinto un castillo sobre unas llamas y un hombre armado en la puerta y en el sexto, un león rampante con un animal vencido (e inidentificable a causa de la pintura) entre las patas. Rodea a los seis cuarteles una bordura con la leyenda AVE MARIA GRATIA PLENA, alternando con árboles,  sotueres y corazones. El escudo va timbrado de un yelmo de frente, rodeado de lambrequines que salen de él y sostenido por dos tenantes, que en este caso son dos salvajes armados de mazas.

Precisamente es el quinto cuartel el que nos da la pista de los propietarios de la casona. El blasón de la familia Porquera, según algunos antiguos tratados de heráldica, se describe exactamente así: en campo de sinople un castillo de plata, delante de su puerta un haz de leña ardiendo y asomando a la puerta, un hombre con lanza, apartando el fuego. El cuarto cuartel, el del águila explayada, corresponde al apellido Paniagua. Pero en el momento en el que se pintó la piedra armera, se decidió escribir sobre ellos los apellidos para identificarlos y se hizo tan desacertadamente, que el pintor los equivocó. Por lo que hoy sobre la figura del cuarto cuartel, podemos ver la leyenda “PORQUA”, en relación errónea al apellido Porquera, mientras que en el quinto se lee “PNIAGUA”, también erróneamente por el apellido Paniagua.

¿Quién era esta linajuda familia riosecana, de la que nada se sabe?
Asimismo nos ofrece una pista sobre la propiedad de esta casa el Registro de la Propiedad (agradezco de nuevo estos datos a Javier Ubal de Toro), que nos apunta como primer propietario a don Hilario Girón Murias, que había adquirido la casa por herencia de su familiar, Dña. Victoria Girón Paniagua. Ésta, a su vez, la había recibido por herencia materna. Si consultamos los libros parroquiales, nos encontramos que esta señora, Victoria Girón era hija de Laureano Girón y de Manuela Mª Paniagua-Porquera, que a su vez era hija de Manuel Panigua-Porquera y de Valentina Miguel de San Antolín.

Hay referencias en Medina de Rioseco, a los linajes Paniagua y Porquera desde 1536. Ambos quedan unidos en el matrimonio formado por Miguel Paniagua y Mariana Lasso de Porquera, celebrado en Santa Cruz en 1610. La esposa de Miguel, era hija de Mariana Lasso (o Laso) de la Vega, otra familia de rancio origen, establecida en Rioseco, en cuyos inicios se llamaban “de la Vega” y tenían por blasón una campo de oro con el lema AVE MARÍA GRATIA PLENA. Éste aparece, como vemos, en la bordura del escudo riosecano, en recuerdo del hidalgo apellido lejano de los propietarios. A este mismo linaje noble, que nace en Cantabria durante la Edad Media, pertenecieron los famosos literatos Garcilaso de la Vega y el Inca Garcilaso.

La familia riosecana de los Paniagua-Porquera tuvo numerosos pleitos para defender su hidalguía, de los cuales quedan referencias documentales en la Real Chancillería de Valladolid. En numerosas ocasiones se les cita como “mercaderes”, en 1702, aparece un Miguel Paniagua-Porquera, como Sargento Mayor y Teniente Corregidor de la Ciudad de Medina de Rioseco y en 1779, aparece un descendiente de éste, con el mismo nombre, como Alcalde Ordinario de la ciudad. También hay un documento de 1668, en el que se nombra a Miguel de Paniagua como pasajero de la expedición a Filipinas organizada por el Maestre de Campo, Manuel de León (gobernador y Capitán General de la Audiencia en estas islas del Pacífico), en calidad de “criado” de éste.

También hay un curioso documento de 1805, en el que se dice que un quisquilloso vecino, llamado Manuel Oñez de Vergara, acusa a Miguel Paniagua de tratos ilícitos con Valentina Miguel, vecina de ambos y que tres años más tarde curiosamente, se convertiría en su mujer.

El uso de salvajes como tenantes de un escudo, fue muy usado en la heráldica del siglo XVI, fecha en la que podríamos colocar este escudo. Pocos años después, pero ya iniciado el siglo XVII se realiza la unión matrimonial de los dos linajes representados en él, el de los Paniagua y el de los Porquera, por tanto habría que datar el blasón a mediados de este siglo. Se conservan algunos escudos más, coetáneos de éste e incluso más antiguos y los iremos analizando en próximos capítulos de esta colección de reportajes, que realiza un recorrido heráldico por Medina de Rioseco.

La vivienda hace tiempo que estaba en venta y sería deseable que cayera en manos de unos propietarios respetuosos con la historia y la antigüedad de la misma, que mantuvieran en la medida de lo posible el diseño y los materiales originales de la casa y recuperaran la fachada primitiva, liberando la misma de las plaquetas yeso y falso ladrillo decimonónico, y al escudo de la pintura blanca que lo afea y entorpece su visión.

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