Una familia que llegó desde Trujillo: los Pizarro (III)


Teresa Casquete Rodríguez / Historiadora del Arte

Aspecto actual de la antigua calle llamada Ronda de los Pizarro, que seguía el recorrido de la muralla.

En este capítulo iremos trazando la línea principal de la familia Pizarro, desde la época de los famosos tres hermanos aspirantes a hidalgos, Alberto, Juan y Cristóbal, hasta el día de hoy. Y comenzaremos por describir a la propia familia de éstos, compuesta al menos, por seis hermanos. Uno de ellos fue Cristóbal (uno de los pleiteantes) que fue canónigo de la Catedral de León. El segundo litigante fue Juan, casado en Rioseco, en 1584, con Catalina del Valle con la que tuvo varios hijos. Otro de ellos fue Andrés, quizá muerto en la niñez y por cuya causa no aparece como parte interesada en el pleito de hidalguía.

Una cuarta hermana se llamó Beatriz y se unió en matrimonio con Cristóbal Calderón de Escobar y Villasante, emparentado con las famosas familias de mercaderes riosecanos Espinosa y Benavente y cuyo hermano Juan de Escobar, lo estaba con las no menos conocidas de los Pinto y los Del Nero, a las que nos hemos referido numerosas veces tiempo atrás.  Juana Pizarro fue otra de las hermanas y, finalmente, Alberto Pizarro, que heredó el mayorazgo. Alberto había nacido en 1556 en Rioseco y en esta misma ciudad contrajo matrimonio, con una mujer perteneciente a otra más de las familias de acaudalados mercaderes, Ana de Beizama.

Hijos de estos fueron Alberto, María (casada con Juan de Gauna) y Cristóbal Pizarro, casado con Isabel de Paz y Ponce de León, en cuya rama continuó el desarrollo de esta familia riosecana.

Cristóbal, hombre de vida alegre, tuvo con su mujer legítima un gran número de hijos (Josefa, Manuel, Blas Alberto, José…) y parece ser por documentos de la época que varios ilegítimos. Sólo de una conocemos su nombre, se llamaba Isabel Pizarro y vivía en el convento de Las Huelgas, de Valladolid. Isabel había nacido siendo Cristóbal soltero por “amistarse con Juana de Zavallos, también soltera y doncella”. Crió a su hija en su casa hasta que “por unos enoxos la havia echado de su casa y la havía puesto a servir”, ingresando tiempo después esta Isabel como novicia en el monasterio vallisoletano.

En 1665 inició un pleito con su padre en el que le reclamaba su reconocimiento como hija natural y su manutención, pidiéndole 400 ducados anuales o un pago único de 4.000, porque “estaba padeciendo mucha neçesidad”, alegando que ella era “pobre de solemnidad” y Cristóbal, su padre, tenía más de 50.000 ducados y podría mantenerla sin problemas. Cristóbal reconoció que era su hija y que la tuvo en su casa un tiempo como criada de su mujer Isabel, pero alegó tener tres hijos legítimos y que si le daba tal cantidad, ellos recibirían una menor que la dicha Isabel. El tribunal falló a favor de la novicia, aunque redujo la cantidad a un pago único de 500 ducados y sólo en caso de que se casara o se quedara definitivamente en el convento. Mientras tanto recibiría las rentas de esos 500 ducados , “a razón de 25 ducados en cada un año”.

Salida a la Calle Mayor de la Ronda de los Pizarro, hoy tapiada.

Uno de esos hijos legítimos de Cristóbal, fue Manuel Pizarro (nacido en Medina de Rioseco, en 1660), que contrajo matrimonio con Josefa Vázquez de Prada y fue el padre de otro Cristóbal Pizarro, nacido en 1696, que fue señor de Pobladura del Monte y San Julián. Este Cristóbal llegó a casarse dos veces, una con Sinforosa García de Fonseca (emparentada con Ventura García Escobar) y una segunda con Antonia Viguera y Torres de Tejada. De entre la numerosa lista de hijos de este segundo matrimonio, destaca Dionisio Pizarro y Viguera, Caballero de la Orden de Carlos III y Vicente Antonio Francisco Pizarro, heredero del mayorazgo, casado con su prima María Viguera González, y padre de Vicente León Domingo Pizarro, titular del blasón pétreo de la casa familiar situada en la Calle Mayor.

Con Sinforosa, Cristóbal sólo tuvo una hija, Buenaventura Pizarro, casada con Cayetano García de la Maza, importante militar y político, a quién antaño dedicados un capítulo en este rincón de la memoria histórica de Medina de Rioseco y que hoy invitamos a repasar.

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