Juan Mora, maestro de maestros en Rioseco

La Asociación Cultural Taurina Riosecana rinde un emotivo homenaje en el Teatro Principal al torero extremeño en el treinta aniversario de su alternativa

Fotos Fernando Fradejas

No se dejó ni un gramo de sensibilidad el torero extremeño en su visita a Medina de Rioseco. Mora, treinta años como matador de toros, fue homenajeado por los jóvenes de la Asociación Cultural Taurina Riosecana en una emotiva entrevista en la que el diestro se desnudó por completó y fue narrando su vida profesional y personal.

Adornaron las palabras del maestro, imágenes de algunos de los momentos taurinos más importantes de Juan Mora y el cante y la guitarra de Rafael Escudero y Pedro Jiménez. Para el extremeño lo primero es “ser buena persona y luego torero”. Mora recordó aquella actuación redonda en Madrid en el año 2010 donde, por segunda vez, logró descerrojar la Puerta Grande de la plaza más importante del mundo.

Pero quizá uno de los momentos más emotivos de la entrevista fue el corte de audio en el que su mujer y sus hijos dedicaban unas sentidas palabras al torero, padre y esposo. Visiblemente emocionado, Juan Mora habló de la importancia de su familia y del peso que esta tiene en su vida.

La noche estuvo salpicada de sorpresas y tras más de 90 minutos de una entrevista sosegada y pausada, Mora brindó por la Navidad y por todos los riosecanos, antes de recibir una escultura-homenaje, que fue entregada por el presidente de la Asociación Taurina Riosecana, Iván San José. Unos villancicos muy flamencos cerraron la jornada.

Por la mañana el coso del Carmen acogió un excelente tentadero en el que se probaron ocho muy buenas vacas, cuatro de ellas magníficas, de la ganadería de Cantoblanco. Juan Mora, César Manrique, Paco Ureña y los novilleros Diego Fernández y Carlos Ochoa fueron los encargados de la tienta que fue seguida por numeroso público animado por la buena mañana que se quedó en Rioseco. Con esta actividad, la Asociación Taurina Riosecana quiso ofrecer una actividad más a sus cuartas jornadas culturales Coso del Carmen y trasladar una actividad campera que, normalmente se realiza en las fincas ganaderas, a una plaza de toros para que los aficionados pudieran ser testigos. Manolo Ferrero, ganadero de Cantoblanco, se mostraba tremendamente satisfecho con el resultado de la experiencia y con la calidad del tentadero.

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